sábado, 24 de mayo de 2008

60 minutos diarios.

Alzo mi mano y el micro baja su velocidad y mientras eso pasa empiezo a preparar la parte trasera de mi cuerpo para los largos 60 minutos o más de viaje que tengo que recorrer de regreso a casa, pero me doy con la sorpresa que hoy como otros días iré parada, apoyada en la baranda superior, el carro avanza pero el conductor tiene complejo de meteoro porque su velocidad no baja de 90 kph.
Frena y yo caigo como un costal de papa a las faldas de otro pasajero, y mi rostro se convierte en el arco iris de barney de toda la vergüenza, pido disculpas y me vuelvo a parar y observo al último que se desocupa un asiento, al fondo, si, bien al fondo; el cobrador, que con cara de tumi empieza a cobrar pasaje y como en un rincón de box empieza a pegar a todos, si, a pegar a todos pero solo con la mirada, me mira, saco el último sol cincuenta que me cuesta el pasaje pues perdí hace mucho tiempo mi carné, luego de haberme tirado un par de puntazos con la mirada preocupante y penetrante, quizás por todas las bocas que tenga que alimentar, sigue avanzando el carro y caigo en un profundo sueño, me levanto y veo que estoy a escasos metros de casa y con un gran dolor trasero, bajo y camino veinte cuadras, veinte cuadras siempre, pero me hace bien para la salud, eso espero.

1 comentario:

Irvindrummer dijo...

muy interesante :P saludos queridísima amiga y también colega por qué no? :D cuidate mucho y éxitos.